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Nuestra historia
Fuimos el primer gran complejo turístico que dio el pistoletazo de salida a uno de los mayores desarrollos que ha vivido España en toda su historia.
Con frecuencia, cuando escuchamos o leemos la palabra “Torremolinos” nos vienen a la cabeza imágenes de gente abarrotando playas, de chiringuitos donde sirven el malagueño pescaíto frito, o de sugerentes locales nocturnos y largas noches de fiesta, y no nos engañemos, Torremolinos es un veterano de todo. Es una ciudad única por los hitos arquitectónicos, especialmente del movimiento moderno, que posee en su entramado urbano. Y de entre todos ellos hay uno, por su especial relevancia, por su carácter de obra pionera o por la cotidianeidad que tiene dentro de la propia ciudad, destaque sobre los demás. Hablamos de La Nogalera.
¿Qué es La Nogalera y por qué es tan importante?
Es un gran complejo residencial y de ocio proyectado por el arquitecto Antonio Lamela en 1961 que se ubica en el corazón de Torremolinos, junto a la plaza homónima, por todos conocida por ser donde se encuentra la soterrada estación de tren que conecta la ciudad con Málaga en un sentido y Fuengirola en el contrario.
Está formado por seis bloques de entre cuatro y diez alturas, enclavados en una enorme parcela privada de 23.500 m2, que además está fraccionada en tres partes y conectada sobre la vía pública por una serie de pasarelas que sirven a la comunidad de propietarios. Posee en total más de 240 apartamentos, un apartahotel y otros tantos locales comerciales.
La gran apuesta de La Nogalera y una de sus principales características que lo hacen un espacio urbano muy señalado es la escrupulosa separación que realiza entre espacio público y espacio privado, que podemos denominar también como “colectivo”. El proyecto, a pesar de ser una gran parcela totalmente llana, crea dos niveles: uno bajo, a nivel calle totalmente abierto a las calles colindantes y a la plaza, es decir totalmente público las 24 horas del día; y un segundo nivel a altura de primer piso de uso exclusivo para los vecinos de todo el complejo.
Obviando por un instante la más que evidente degradación y deterioro del entorno, solo pensad que al atravesar uno de esos pasajes con aspecto de vía pública estás atravesando una parcela privada a la que se le ha dado forma de ciudad. Esto es lo destacable. A cuatro metros de altura, sobre esas calles interiores y sustentado por una serie de pilares metálicos que pasan desapercibidos frente al color del nogal, se encuentra el primer nivel o zona colectiva, un segundo entramado de calles y espacios abiertos solamente reservado para los vecinos, y que conforma una “segunda ciudad” en medio de otra ciudad. Esto es un trabajo magistral.
El proyecto cuando ni si quiera existe como tal, ya que no olvidéis que seguimos en un recinto privado. A pesar de estar hablando de seis edificios de entre cuatro y diez pisos, no se percibe en ningún momento esa sensación sino todo lo contrario. Esto es brillante.
La Nogalera es uno de los epicentros de la vida nocturna en Torremolinos. Sus bajos están repletos de bares, discotecas y restaurantes donde, especialmente el ambiente LGTBI, disfruta del buen nombre de Torremolinos. Este hecho, además, ha ido propiciando con los años la turistificación, más aún, de un complejo que ya nació con esa vocación.
Exponente de la arquitectura racionalista
Estamos ante un gran exponente de la arquitectura racionalista, de una limpieza de usos y sencillez de formas propias del movimiento moderno del siglo XX [1935 – 1965]. Una fabulosa composición donde vemos líneas propias de Le Corbusier y preceptos recogidos en la Carta de Atenas [1933]. Las necesidades de las personas como bandera en la configuración de los espacios, la funcionalidad de la arquitectura al servicio de la vida diaria y de la sociedad. Como diría Pedro Torrijos: sencillo y complejo. En contraposición a lo simple y complicado.
Hasta la década de los años 60, la vivienda en España se concebía de una forma más o menos homogénea, pensada para un tipo de familia, generalmente numerosa, con servicios muy limitados y gran austeridad, salvo para las clases más pudientes. La construcción de La Nogalera abrió paso en todo el sur a una nueva forma de explotación del suelo con una clara intencionalidad turística, pero también en la propia configuración de las viviendas.
Todas las viviendas poseen un gran soleamiento y tienen al menos una visión parcial del mar debido a su privilegiada y alta posición. Todas tienen una gran terraza que juega un papel fundamental, pues es prácticamente la estancia principal de la casa, y a esta terraza abren ventana el salón, los dormitorios y, como gran novedad, la cocina. Hasta la fecha lo normal es que algún dormitorio y la cocina dieran a patios interiores, pero por primera vez en La Nogalera no existen, salvo los aseos, las estancias interiores. Incluso el hecho de tener dos baños en una vivienda de un solo dormitorio, como sucede en estas casas, es novedad. Hasta el pasillo distribuidor de cada piso tiene apertura en uno de sus extremos con vistas a la calle, lo cual facilita un gran ventilado de todas las viviendas.
Todo este festival de novedades se completa con unos acabados de lujo nada comunes en su época para unas viviendas que no se pensaban para las clases más pudientes, sino para esa creciente y aún por definir del todo “clase media”.
Y quizá, como obra referente dentro de la propia obra que es el conjunto de La Nogalera, son los portales de acceso al edificio. Veníamos en los años 50 de la España de los portales oscuros y angostos y, de repente, Lamela le da un giro radical a eso y proyecta unos portales amplios completamente abiertos al exterior mediante enormes ventanales acristalados, y les ornamenta con tanto cariño que parece más una sala de exposiciones que un portal de acceso a un edificio.
De la pequeña pedanía de poco más de 700 habitantes de la ciudad de Málaga que era Torremolinos a mediados del siglo XX, una villa de pescadores tras el declive de la industria molinera, pasó a ser un municipio independiente que cuenta con casi 70.000 habitantes censados en la actualidad, y una población flotante que no baja de las 200.000 almas en temporada alta. Es además uno de los municipios con más estancias hoteleras de todo el país y llegó a ser el primero de Andalucía.
En lo referente al desarrollo de la ciudad, el rápido crecimiento que Torremolinos vivió en los años 60 y 70 como consecuencia de esa explosión turística, colmató todos los terrenos que quedaban libres próximos a la pedanía original, entre ellos unos campos de cultivo junto a la vieja estación de tren, donde fue edificado el actual complejo turístico. Posteriormente a ello, la estación de tren fue demolida y las vías del tren soterradas, dando lugar a la actual plaza. La transformación del espacio fue enorme y en ese momento adquirió la centralidad que ahora posee.
Fotografías del ayer y del hoy